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08 mayo 2017
Diabetes y enfermedades periodontales están condenadas a convivir y, por tanto, endocrinólogos y odontólogos se encuentran avocados a entenderse. La diabetes, tanto de tipo 1 como de tipo 2, aumenta el riesgo de sufrir periodontitis e incluso adelanta la edad de comienzo de esta enfermedad. Según los estudios científicos, una persona con diabetes mal controlada tiene aproximadamente tres veces más probabilidades de sufrir periodontitis que una persona sin diabetes.
Según explica la Dra. Cristina Serrano, miembro del grupo de trabajo SEPA-SED «Diabetes y enfermedad periodontal», formado por expertos de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA) y de la Sociedad Española de Diabetes (SED), «en personas con diabetes son más frecuentes las periodontitis porque la diabetes provoca una respuesta inflamatoria aumentada frente a las bacterias patógenas existentes en la encía».
Además, «altera la capacidad de respuesta del organismo para que se resuelva favorablemente dicha inflamación y para que se produzca posteriormente una reparación de los tejidos», puntualiza. Todo esto implica que en las personas con diabetes se produzca una destrucción mucho más rápida de los tejidos de soporte del diente que en los pacientes periodontales no diabéticos. Y, por este motivo, en las personas con diabetes es más frecuente encontrar bolsas profundas y una mayor pérdida de hueso, sobre todo si la glucemia está mal controlada. Sin embargo, esto no quiere decir que no puedan responder bien al tratamiento si son tratadas periodontalmente.
Como subraya el Dr. Héctor J. Rodríguez Casanovas, director científico de la revista Cuida tus encías y miembro del grupo SEPA-SED, «las personas con diabetes responden al tratamiento periodontal igual de bien que aquellas que no tienen esta enfermedad».
También una mala salud periodontal impacta negativamente en la diabetes; incluso, muchos expertos indican que la enfermedad periodontal puede considerarse una de las complicaciones de la diabetes.
Los estudios científicos demuestran que «la diabetes de tipo 2 es más frecuente en individuos con enfermedad periodontal. Además, la periodontitis no controlada en personas con diabetes se asocia a un peor control de la glucemia», afirma la Dra. Cristina Serrano.
Por otro lado, se ha demostrado que el paciente con glucemia alterada y periodontitis puede beneficiarse significativamente del tratamiento periodontal. En estos casos, «si la periodontitis se trata correctamente, la persona con diabetes alterada puede llegar a reducir sus valores de hemoglobina glucosilada (HbA1C) una media del 0,4%, que equivaldría a lo que puede reducirse utilizando un segundo medicamento hipoglucemiante», informa el Dr. Rodríguez Casanova. Sin duda, según añade este experto, «el tratamiento de la enfermedad periodontal es una medida favorable en el mantenimiento de un buen control de la glucemia en el paciente diabético, así como en la prevención de efectos colaterales asociados a la diabetes».
Y es que las enfermedades periodontales aumentan el riesgo de sufrir complicaciones asociadas a la diabetes. De este modo, por ejemplo, existe un riesgo cinco veces mayor de enfermedad renal terminal en pacientes que presentan a la vez diabetes y periodontitis en comparación con los que tienen diabetes sin enfermedad periodontal asociada.
Por tanto, «el tratamiento de la enfermedad periodontal y/o su prevención tienen importantes implicaciones terapéuticas en los pacientes con diabetes”, sintetiza la Dra. Cristina Serrano.
Esta íntima relación entre diabetes y enfermedad periodontal está en investigación. Según detalla el Dr. Rodríguez Casanovas, «ambas enfermedades son multifactoriales, existiendo tanto un factor causal como otros agravantes. En ambas se produce una respuesta hiperinflamatoria, provocada por una hiperestimulación del sistema inmunológico, en la que están involucradas una serie de señales inmunes conocidas como citoquinas proinflamatorias».
En los últimos años se han realizado multitud de estudios científicos que analizan la relación entre la periodontitis y otras enfermedades sistémicas. Se ha demostrado, por ejemplo, que los patógenos periodontales son capaces de llegar desde la encía hasta el torrente sanguíneo. Estas bacterias pueden provocar una situación de inflamación sistémica crónica, tanto directamente (estimulando la producción de ateromas) como indirectamente (provocando una respuesta inflamatoria a nivel sistémico mediante la liberación de proteínas de fase aguda como la proteína C reactiva [PCR]).
Esta situación de inflamación sistémica, tal y como explica la Dra. Cristina Serrano, «puede afectar negativamente al control de la diabetes, porque produce un aumento de la resistencia a la insulina similar al que ocasiona la obesidad, estimulando el sistema inmune y produciendo una situación de hiperglucemia».
Todas estas evidencias invitan a aconsejar que la persona con diabetes atienda especialmente su salud bucal. Como resume el Dr. Rodríguez Casanovas, «si tengo diabetes, mi salud bucal tiene que estar tan bien cuidada como mi alimentación o mi salud podológica». Tras el diagnóstico de la diabetes, es necesario realizar una exploración periodontal y, si el paciente presenta periodontitis, tratarla como cualquier otra complicación de la diabetes porque esto influirá positivamente en el control de su enfermedad. Asimismo, los tratamientos de mantenimiento periodontal deberán realizarse al menos dos veces al año.
En las personas con diabetes es esencial mantener permanentemente una buena higiene oral, con cepillado dental e interdental al menos dos veces al día y cumpliendo las revisiones profesionales adecuadas, como parte del tratamiento de la diabetes.
Incidir en estas conductas es especialmente relevante, sobre todo porque aún no se proporciona una adecuada información a los pacientes diabéticos sobre la relación entre la diabetes y la enfermedad periodontal. Según advierte la Dra. Cristina Serrano, «cuando se diagnostica una diabetes, no se suele informar al paciente de la enfermedad periodontal y de sus implicaciones ni se le suele recomendar que vaya al dentista a que le realicen una revisión bucal».
En este contexto, en opinión del Dr. Héctor Rodríguez Casanovas, «las consultas dentales pueden ayudar a evitar la diabetes informando a todos sus pacientes sobre las relaciones entre diabetes y enfermedad periodontal, motivando a todos sus pacientes a que mantengan una excelente higiene oral, con una buena técnica de cepillado dental e interdental, y creando en el paciente el hábito de que visite a su dentista al menos dos veces al año».
Por otro lado, y teniendo en cuenta que la salud oral y la salud general están estrechamente relacionadas, la clínica dental puede jugar un papel clave para informar al paciente sobre los efectos nocivos del tabaco, sobre los buenos hábitos alimenticios y sobre la importancia de realizar el suficiente ejercicio físico. «Todo esto va a beneficiar tanto la salud periodontal del paciente como su salud general, previniendo la aparición de la diabetes», indica la Dra. Serrano.
En cuanto al diagnóstico precoz, desde la clínica dental se puede colaborar de manera muy activa en la detección de casos de diabetes no conocida. Es fundamental que a pacientes con enfermedad periodontal, sobrepeso, fumadores y que no realizan ejercicio físico se les recomiende someterse a una analítica y una valoración de su hemoglobina glucosilada. Cuanto antes se diagnostique una diabetes, más fácil será controlarla y evitar futuros efectos adversos, como las enfermedades cardiovasculares o renales.
En este sentido, la SEPA y la SED están trabajando en colaboración y han creado un grupo de trabajo específico sobre «Diabetes y enfermedad periodontal». El objetivo principal es acceder al máximo número de endocrinólogos, médicos de familia y enfermeros, así como de dentistas e higienistas, para proporcionarles información y formación sobre la importancia de mantener una encía sana en la persona con diabetes.
Como iniciativa concreta, actualmente se está procediendo a la validación, en la red de clínicas de investigación de SEPA, de un protocolo que permitirá diagnosticar casos de diabetes no diagnosticada en pacientes con enfermedad periodontal y riesgo elevado de diabetes (evaluado mediante el test denominado FindRisk). A estos pacientes se les pedirá una prueba de hemoglobina glucosilada, con lo que se pretende reducir los casos de diagnóstico tardío de diabetes y conseguir que el dentista se convierta en un colaborador activo en la promoción de la salud general y en la detección temprana de enfermedades sistémicas, erigiéndose así en un aliado del resto de profesionales de la salud.
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