Actualidad para profesionales de la odontología
El síndrome de boca ardiente (SBA), también conocido como glosodinia o estomatodinia entre otros términos, consiste en una patología bucal compleja caracterizada por una sensación dolorosa de quemazón, hormigueo e incluso adormecimiento de las mucosas bucales. Se distingue por no acompañarse de signos clínicos o lesiones que lo evidencien ni estar causado por otras enfermedades locales o sistémicas(1). Se asocia generalmente a sequedad bucal o xerostomía y a alteración del gusto o disgeusia, puede ser de intensidad variable y puede manifestarse durante semanas, meses e incluso años.
La prevalencia del SBA es del 1% al 3% en los países desarrollados y se da más comúnmente en mujeres postmenopáusicas en una ratio de 7:1. Generalmente es de tipo bilateral y su localización más frecuente es la punta y los bordes laterales de la lengua. También pueden verse involucrados los labios y el paladar duro y blando.
La etiología es aún desconocida y, aunque se asocia generalmente a factores psicológicos como el estrés, la ansiedad y la depresión, puede existir un componente neuropático central o periférico como evidencian algunas pruebas médicas neurofisiológicas.
El SBA se puede dividir en tres subtipos según los criterios de Lamey y Lewis de 1989(2):
• Tipo I. Los síntomas no se manifiestan al despertarse pero empeoran durante el día.
• Tipo II. Los síntomas son continuos durante el día.
• Tipo III. Los síntomas son intermitentes.
También puede clasificarse en dos categorías según el trabajo de Scala y colaboradores de 2003(3):
• SBA primario o idiopático. No se identifican causas ni locales ni sistémicas pero pueden estar involucrados elementos neuropáticos centrales o periféricos.
• SBA secundario. Se asocia a factores locales, sistémicos y psicológicos.
Los factores locales, sistémicos y psicológicos asociados al SBA(3) que se han descrito son los siguientes:
• Como factores locales más significativos se encuentran el daño o afectación local de nervios periféricos, con síntomas de ardor y dolor similares a los que ocurrirían en neuritis y neuromas; los hábitos parafuncionales, que indicarían ansiedad y que también pueden conducir a trastornos neuropáticos, y la disfunción de las glándulas salivales, que podrían propiciar el inicio del SBA.
• Como factores sistémicos están los trastornos asociados a la menopausia, por los cambios hormonales que se producen; la diabetes, relacionada con complicaciones neuropáticas en pacientes mal controlados, y las deficiencias nutricionales, sobre todo de vitaminas del complejo B, de ácido fólico y de hierro.
• Los factores psicológicos o psicosomáticos están rodeados de mucha controversia y no está claro si la ansiedad y la depresión son causas o más bien son el resultado de no poder digerir el sufrimiento y el estrés emocional que padecen estos pacientes por culpa del dolor.
El diagnóstico se puede realizar según los siguientes pasos para descartar tanto los factores locales como sistémicos:
• Historial clínico del dolor.
• Examen clínico de la cavidad bucal.
• Información acerca del estado psicológico y psicosocial pasado y actual.
• Medición del flujo salival y de la función del gusto.
• Pruebas de imagen neurológicas y examen de alteraciones patológicas y degenerativas.
• Pruebas para descubrir alergias.
• Análisis de sangre para descartar trastornos endocrinos, nutricionales, hormonales y autoinmunes.
• Análisis microbiológicos para descartar infecciones locales.
El tratamiento de los pacientes con SBA se puede realizar de tres formas principalmente: con medicaciones tópicas, con medicaciones sistémicas y con intervenciones de comportamiento:
• Las medicaciones tópicas farmacológicas para reducir la sensación de ardor pueden consistir en la administración de clonazepam, un comprimido de 1 mg chupado tres veces al día y durante periodos intermitentes de 14 días para no causar reacciones adversas sistémicas. También se puede utilizar la capsaicina tópica mediante aplicaciones repetidas y por periodos intermitentes de siete días.
Como en muchos casos existe xerostomía asociada al SBA, los productos tópicos con sustancias humectantes y con estimulantes (sialogogos) pueden mejorar mucho los síntomas y la calidad de vida de estos pacientes. También está indicado el gel con aloe vera e incluso los protectores linguales.
• Las medicaciones sistémicas pueden consistir en antidepresivos tricíclicos como amitriptilina, imipramina, clomipramina y nortriptilina, pero estas medicaciones pueden agravar la xerostomía, así que en muchos casos podrían estar contraindicadas.
El ácido alfa lipoico es un antioxidante muy potente que se encuentra de forma natural en el organismo y en algunos alimentos. Tiene un efecto neuroprotector muy importante y refuerza la acción de otros antioxidantes como las vitaminas C y E. Algunos estudios demuestran mejorías en algunos síntomas, aunque los resultados no son concluyentes(4).
Por último la terapia hormonal sustitutiva también puede mejorar los síntomas en las mujeres peri y postmenopáusicas.
• Las intervenciones de comportamiento con un enfoque multidisciplinar pueden beneficiar a algunos pacientes.
Las terapias combinadas con psicoterapia y psicofarmacoterapia pueden ayudar a reducir o eliminar los síntomas del SBA.
CONCLUSIÓN
El síndrome de boca ardiente es un trastorno muy complejo que resulta todo un reto para los profesionales que lo tratan, y en especial para el equipo de la clínica dental que atiende a la persona que lo padece. La clave para el éxito en su manejo consiste en realizar un buen diagnóstico en conjunto y una buena coordinación entre un equipo multidisciplinar formado principalmente por odontólogos, psicólogos y médicos.
Periodoncista y Medical Advisor de DENTAID
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